La decoración es algo muy personal y, por lo tanto, existe un sinfín de posibilidades de ornamentar nuestras obras, aunque cada ceramista trata de imprimir carácter a su obra, eligiendo y evolucionando en una de ellas.
Debemos prever como va a ser la decoración, tratando que forme parte de la obra misma, constituyendo un conjunto armónico. Según en que estado o en que fase de la ejecución de la obra quiera hacerse la decoración, se pueden aplicar varios métodos, a saber:
- Decoración sobre la pasta húmeda.
- Decoración sobre pasta semi seca, con la dureza de cuero.
- Decoración bajo cubierta.
- Decoración sobre cubierta.
- Decoración empleando atmósferas reductoras: el rakú.
- Decoración por medio de engobes.
Todos y cada uno poseemos un temperamento distinto por lo que, la técnica decorativa que vaya bien a uno, es posible que resulte inviable para otros, por lo que, cada uno de nosotros debemos encontrar aquellas técnicas en las que nos encontremos cómodos y podamos llegar a dominar, para ello se necesita práctica, aunque siempre resulta motivador el terreno de la experimentación.
Por otra parte, hay quien emplean algunos tipos de decoración para enmascarar formas poco graciosas o malogradas.
De los expertos y grandes maestros, debemos sacar enseñanzas y quedarnos con lo esencial: la simplicidad. Muchas de las decoraciones de gran tradición histórica, tienen un carácter casi abstracto. A este proceso de simplificación se llega, porque, estos motivos tradicionales, al ser repetidos tantas veces por todas las generaciones, con el tiempo, han sufrido, inconscientemente, unos cambios que, el que lo ejecuta, ha perdido el significado de los rasgos que imprime o dibuja.
En las siguientes páginas se desarrollan algunos de estos tipos de decoración cerámica, dedicando un apartado a esclarecer las diferencias que existen entre los barnices y los esmaltes cerámicos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario