sábado, 5 de julio de 2014

TALAVERA RINDE HOMENAJE A JUAN RUIZ DE LUNA



Si ahondamos en la cerámica de Talavera durante el siglo XX, nada especial se aprecia al comienzo del siglo; la producción de cerámica en Talavera tenía los mismos tintes que había tenido en el XIX. Sin embargo, todo cambió cuando apareció el ceramista cordobés Enrique Guijo, en 1907, por Talavera, cautivando a Platón Páramo y a Ruiz de Luna con las piezas que cuece en los hornos de El Carmen, imitando las antiguas piezas de los alfares talaveranos.
El 8 de Septiembre de 1908, día de la Virgen del Prado, se abría, cocido ya, el primer horno de la fábrica Nuestra Señora del Prado, propiedad de Ruiz de Luna, Guijo y Compañía. Ese día comenzó el renacimiento de la cerámica en Talavera.

Juan Ruiz de Luna Rojas nació el 12 de Julio de 1863, en Noez. En este pueblo permanece 17 años ayudando a su padre en la industria familiar, que consistía en hacer castañuelas para los teatros y colmaos. Sus hermanos, Jerónimo y Emilio, trabajan como pintores decoradores en Madrid. Coinciden en la pensión con Filadelfo Chico, estudiante de Farmacia, que era de Belvís de la Jara. Los hermanos le prometen decorarle la farmacia cuando termine la carrera. Palabra que cumplen. De allí pasan a pintar la casa del médico de Las Herencias.

Al aumentar los encargos, deciden establecerse en Talavera. Los compromisos aumentan y, para darles cumplimiento, ya en 1880, piden a su padre que mande a Juan para que les ayude. La moneda cambia la cara. En 1885 el cólera se apodera de Talavera y entre los muertos se encuentran los dos hermanos de Juan Ruiz de Luna. Además de a la pintura, éste se dedica a la fotografía, llegando a poner un estudio en la Plaza de Aravaca. Su inquietud y su trabajo le llevaron a trabar amistad con los hermanos Lumière.

En 1907 aparece por Talavera Enrique Guijo, un ceramista cordobés que conocía los secretos alfareros de Triana. Su idea es reproducir las antiguas piezas de cerámica talaverana. Hace unas pruebas en el alfar de ‘El Carmen’. Ruiz de Luna, antes de enviárselas a Guijo, las tiene expuestas en su tienda, observando el interés que despiertan. El no aceptar el reto Emilio Niveiro para producir cerámica al estilo antiguo en su fábrica, hizo que surgiera una sociedad que estaba formada por Ruiz de Luna, Platón Páramo -coleccionista y farmacéutico de Oropesa-, Juan Ramón Ginestal y Enrique Guijo.

Podemos señalar diversos períodos en la producción de la fábrica de Ruiz de Luna, a saber:
El de los inicios y primeros logros, que abarca desde que se cuece el primer horno el 8 de Septiembre de 1908 hasta 1915, año en que abandona la sociedad Enrique Guijo.

El de los Ruiz de Luna como dueños y señores, entre 1915 y 1942, cuando el propio Ruiz de Luna y sus hijos se hacen cargo de la fábrica. Su hijo mayor, Juan, pone en práctica lo aprendido en la Escuela de Cerámica de Madrid. En este período Francisco Arroyo se responsabiliza de lo referente a la calidad y a la pureza artística.

El de los hijos como herederos, entre 1942 y 1961, cuando los destrozos de la guerra del 36 en la fábrica y la dureza de la posguerra, unido a la edad avanzada de Ruiz de Luna, le hizo traspasar la fábrica a sus hijos mayores. Juan Ruiz de Luna muere el 25 de Septiembre de 1945. La fábrica no consigue rehacerse, teniendo que cerrar el 1 de Abril de 1961.

El éxito de la cerámica producida en el alfar de Ruiz de Luna desencadena la aparición de otras fábricas o talleres, como los de Henche, Ginestal y Machuca o la fábrica de Montemayor. El Carmen, de Niveiro, renueva su producción y comienza a fabricar cerámica renacentista. La crisis de la guerra del 36 y la posguerra obliga a algunos obreros sin trabajo a marchar a Madrid para decorar establecimientos y a pintar los motivos y grecas de la cerámica en muebles o telas. En 1950 el alfar de El Carmen deja de ser propiedad de Niveiro y se transforma en una cooperativa, que fue formada por los mismos obreros de este alfar.

El cierre de la fábrica de Ruiz de Luna hace buscar soluciones a los obreros que habían quedado sin trabajo. Aprovechan el auge del turismo y comienzan a funcionar nuevas fábricas formadas por antiguos trabajadores del alfar de Ruiz de Luna, como ‘La Purísima’ (1961). Relacionadas con el estilo y producción por contar con algún obrero o aprendiz del taller de Ruiz de Luna, se encuentran Artesanía Talaverana (1966), Mave (1969), Talabricense (1972) y Antonio González Durán.

Con influencia de El Carmen aparece el Alfarillo de la Menora (1962), fábrica fundada por Emilio Niveiro Díaz y Alfonso Chacón. Este alfar introduce el mate en la cerámica talaverana y un nuevo concepto del espacio decorado, en el que predominan los espacios blancos y las formas geométricas.

Formados en las nuevas fábricas o de manera -en cierto sentido- autodidacta, surgen por los años 80 un grupo de alfareros que en pequeños talleres producen una cerámica con gran calidad pictórica. Unen los temas tradicionales de la cerámica talaverana con bodegones, temas del Quijote y cacerías o reproducen cuadros de los grandes pintores realizados con un cromatismo y trazos como si fueran cuadros pintados al óleo.

Actualmente han evolucionado hacia un nuevo concepto de la cerámica talaverana. Un fragmento de una greca o de un tema grutesco se convierte en el único tema decorativo de la pieza. Adquieren estas piezas gran belleza plástica y a la vez se aprecia lo talaverano en ellas. También producen una cerámica de influencia chinesca en las formas y en los motivos decorativos, que sueen ser florales y de pájaros.

En febrero de 1982, dependiendo de la Escuela de Toledo, se inaugura la Escuela de Cerámica en Talavera con dos cursos preparatorios, pues por la fecha en que se inició no se podía impartir un curso completo. En un principio se marcó la Escuela como objetivo, el estudio de lo tradicional y perfección técnica en la hechura. Objetivo que se ve cumplido en el grupo de alfareros que han pasado por la Escuela de Cerámica y hoy trabajan en fábricas o en sus propios talleres.

Se aprecia calidad en el empleo de pastas, esmaltes y en su cochura, así como en el dibujo de los motivos. Innovaciones temáticas sin romper con lo tradicional. Reproducción de algunas obras antiguas y trabajos de restauración de piezas deterioradas. Dominan la técnica de hacer moldes, lo cual les permite hacer nuevos diseños. Son unos alfareros que experimentan, conjugan lo nuevo con lo antiguo, investigan y estudian. Algunos de ellos combinan lo tradicional con la obra puramente artística, teniendo como base de su producción la arcilla.

Son muchas las notas positivas que se dan hoy día para que siga siendo el arte del barro un distintivo de Talavera y por lo tanto que ésta siga siendo, también en el siglo XXI, la Ciudad de la Cerámica.

Artículo publicado en el número extraordinario de La Voz de Talavera Especial Siglo XX

UNA MAGNA EXPOSICIÓN ABRE LOS ACTOS DEL CENTENARIO
Como no podía ser de otra forma, será este próximo y festivo lunes 8 de septiembre, fecha en el que se cumplen 100 años de la puesta en marcha de la fábrica de cerámica Nuestra Señora del Prado, cuando también den comienzo los actos con los que el Ayuntamiento de nuestra ciudad quiere rendir homenaje a Juan Ruiz de Luna. Aunque el programa municipal se extenderá durante el último trimestre de 2008, sin duda, el gran plato fuerte va a ser la exposición que albergará hasta el 8 de diciembre el Centro Cultural Rafael Morales y que bajo el título ‘El arte redivivo’ repasará la obra cerámica de Ruiz de Luna. Para la ocasión, el profesor e historiador talaverano Fernando González Moreno, comisario de esta muestra antológica y coordinador del programa de homenaje, ha logrado reunir una selección de 192 piezas donadas entre otros por el propio Museo Nacional de Cerámica Juan Ruiz de Luna, el Museo Sorolla, el Ayuntamiento talaverano, además de particulares, entre ellas la prestigiosa Colección Carranza. Para Carlos Gil, concejal de Cultura, “va a ser una ocasión única de poder ver el trabajo del alfar de Ruiz de Luna, que se encuentra a la altura de la mejor cerámica talaverana”.

El acto inaugural comenzará a las 19 horas en el lugar donde se levantaba la fábrica de cerámica Nuestra Señora del Prado, hoy ocupado por el Centro de Salud Talavera Centro. Allí va a ser descubierta una placa diseñada y elaborada por Alfredo Ruiz de Luna, nieto de Juan Ruiz de Luna. Debido a la gran cantidad de familiares, representantes de la entidades donantes de piezas y autoridades cuya presencia está prevista, este día el acceso al Centro Cultural Rafael Morales será por invitación. Por tanto, el público en general podrá acudir a partir del 9 de septiembre en horario de 9 a 21 horas.

También con la colaboración económica y logística de entidades como la Diputación de Toledo, la Consejería de Turismo y la Empresa Pública de Eventos de la Junta de Comunidades, el Ayuntamiento publicará y pondrá a la venta un vistoso catálogo de la muestra y en paralelo a ésta se sucederán distintas convocatorias cuyas fechas aún no han sido confirmadas. Así, en octubre, Talavera va a ser sede de dos congresos cerámicos, uno de carácter nacional, con la ceramología como argumento, y también se celebrará el Congreso Internacional de Ciudades de la Cerámica. A lo largo del mes de noviembre está prevista la reedición de un libro sobre la obra de Juan Ruiz de Luna y, además, se presentará un cuadernillo sobre su figura.

Entre los actos a desarrollar con motivo del centenario del emblemático alfar, el Ayuntamiento no quiere pasar por alto la figura de Salvador Ruiz de Luna, hijo de Juan y uno de los grandes compositores de la música española del siglo XX. Para ello, en diciembre la Banda de Talavera interpretará junto a distintos músicos invitados varias de sus partituras.

En definitiva, para Carlos Gil, “la ciudad va a hacer un gran esfuerzo para reconocer la labor de un gran ceramista y una gran persona que supo tener visión de futuro y logró abrir las frontera,, llevando a Talavera y su cerámica por todo el mundo”. Igualmente, el concejal de Cultura confía que tanto la exposición como el resto de actos sirvan para que durante los próximos tres meses gran número de visitantes lleguen hasta nuestra ciudad atraídos por la cerámica talaverana y la figura de Juan Ruiz de Luna.

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