sábado, 5 de julio de 2014

UN POCO DE HISTORIA

La cerámica de Talavera adquiere nombre propio en el siglo XVI. Y si bien en los tiempos de Carlos V es mudéjar, durante el reinado de Felipe II se hace renacentista. Es precisamente el interés de este Rey una de las principales causas del engrandecimiento del quehacer alfarero de la ciudad.
Durante la segunda mitad del siglo XVI y todo el XVII se fabricó la serie "tricolor", decorada con azul, naranja y manganeso. Los dibujos son trazados con negro de manganeso, relleno con azul y con el naranja en forma de rayado o cuadriculado. Es en este siglo cuando Talavera, por la calidad y cantidad de alfares, comienza a ser la Ciudad de la Cerámica.




En el siglo XVII y primer tercio del XVIII, un azul pálido se hace vuelo en forma de golondrina; es la conocida serie "chinesca" o de las "golondrinas".







En el siglo XVIII, desde 1730, la loza de Talavera cambia su semblante, pierde su raigambre tradicional y busca otros soles, no inferiores sino distintos. Es entonces cuando comienzan las series de "guirnaldas" y "pabellones"; de esta época son las jarras de "bola", con el asa retorcida, hendidura agallonada en el cuello y en la parte inferior de la panza.




Durante el siglo XX, y tras un largo período de decadencia, el barro despereza su olvido, comienza su renacer, e inicia un sostenido desarrollo que llega hasta la actualidad.


Pero además, en Talavera se realizan con gran maestría trabajos de guarnicionería, talla de madera, así como muebles y bordados.

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