miércoles, 21 de octubre de 2015

HISTORIA DE LA CERAMICA DE RUIZ  DE LUNA   Nº  26


De cualquier forma, señalar paralelismos
entre las piezas “de época” y las piezas surgidas
del alfar resulta inevitable. González
Moreno ha establecido una interesante relación
iconográfica para demostrar en qué
medida muchas de las obras de Ruiz de
Luna se inspiraron en otras ya existentes
o en obras pictóricas de los grandes maestros;
entre ellas, destacan las siguientes:
El retablo sevillano de Santa Leocadia
(1929) está inspirado en el cuadro atribuido
a Blas de Prado de finales del siglo XVI que se encuentra en la Colegiata de Talavera. El
frontal para el mismo ya transformado en el
actual retablo del Cristo del Mar (1942) de
la capilla de San Francisco en la misma Colegiata
toma como modelo la estructura del
altar de la Anunciación de la segunda mitad
del siglo XVI. El panel de la Virgen del Prado
(1956) responde al modelo del fechado
en 1768 de su propia colección. Parte de
los azulejos (estrella amarilla sobre fondo
azul) del banco representativo de Toledo
(1929) en la sevillana plaza de España se
basan en los del retablo de Santa Ana en la
Iglesia de Molbentrán de Ávila fechados en
1573. Las imágenes de los evangelistas de
los años treinta pertenecientes al púlpito de
la Iglesia Parroquial de Bayuela, en Toledo,
se inspiran en el San Marcos de Alonso
Figueroa Gaitán de 1570, actualmente en
el Museo de Cerámica de Barcelona, mientras
que la representación de Santa Sabina
en los zócalos de la misma iglesia toma
por modelo a la Santa Catalina de Rafael
que se encuentra en la National Gallery de
Londres (h. 1507). De igual modo, se recurre
para la elaboración de los zócalos de
la Iglesia Parroquial de Noez (1924) a otro
lienzo del mismo artista del Renacimiento
italiano; en concreto, al Descendimiento
Borghese, ubicado en la Galería del mismo
nombre en Roma.
En cuanto a la representación del San Francisco
que decora el púlpito de la Epístola de
la Basílica del Prado, el modelo responde
a un grabado de Agostino Caracci de 1586
[Figs. 52 y 53]. El retablo de Santa Bárbara
encargado para la capilla del cuartel de
Artillería de Segovia (1939) reproduce el
lienzo del mismo asunto de Palma il Vecchio
de 1510 y se corona con un medallón
que sigue el modelo de representación de “la Virgen y el Niño enmarcados con una
cenefa de frutas, al estilo de Lucca Della
Robbia”28 [Cat. 21]. Este retablo fue ejecutado
en parte con los mismos moldes del
magnífico retablo de Santiago (1917), cuya
imagen principal se inspiró en un panel con
la figura de Santiago Matamoros de la Basílica
del Prado. Esta pieza fue realizada con
motivo de la Exposición Nacional de Bellas
Artes y Artes Decorativas de Madrid y se
creó a partir de los sepulcros de los padres
del cardenal García de Loaysa, retomando
así las trazas del arte funerario español del
siglo XVI [Cat. 18]. El resultado es una obra
en la que se sintetizan y se superan los modelos
que la inspiraron. “Nunca la cerámica
talaverana creó formas como la representada
en este retablo, de descomunal estructura
de barro y esmalte, que nunca existieron,
ni se hizo uso de piezas de molde en
relieve, hasta entonces se fingían pictóricamente
las estructuras de los retablos sobre
la base de los azulejos planos”29.
Otro ejemplo del alarde en la reproducción
de piezas “estilo Renacimiento” se pone de
manifiesto en la selección de obras que se
presentan para su participación en la Exposición
Iberoamericana de Sevilla de 1929:
placas esmaltadas que representan la Madonna
de Memling; Jesucristo en los brazos
de su Padre del Greco; la Coronación
de la Virgen de Velázquez y el San Francisco
de Zurbarán. Tibores, con las figuras de
la Virgen y San Lucas y la Adoración de los
Santos Reyes de Roger Van der Weiden
(nótese la contradicción, pues éste es un
pintor gótico); con el Divino Pastor de Murillo; la Sagrada Familia de Van Dick y Santa
Catalina de Siena de Tiépolo. Además, un
centro tallado representando al emperador
Carlos V en marcha para Yuste de Schneider
y una cornucopia con la Sacra Conversazione
de Palma il Vecchio30. Asimismo,
entre las “Placas, cornucopias y objetos esmaltes”
que se llevaron a la Exposición de
Palma de Mallorca, es constante la alusión
a piezas inspiradas en las más famosas
obras de Zurbarán, El Greco, Velázquez,
Salviati, Hans Menling, Goya, Andrea del
Sarto, Boticelli, Rafael, Rubens, etc.
En el año 1924, el padre Diodoro Vaca, coautor
con Ruiz de Luna de la Historia de la cerámica
de Talavera [Cat. 93], se maravillaba
en una carta dirigida a su gran amigo con el
lenguaje grandilocuente y apasionado que le
caracterizaba de “¡Aquel panel de azulejos
con el entierro del Conde de Orgaz! ¡Aquella
Virgen que ni el mismísimo Luca della Robbia
hubiera hecho mejor! [...] todo aquello es
arte exquisito, sin trampa ni cartón”32.
32 Carta de Diodoro Vaca a Juan Ruiz de Luna (Valladolid,
23 de mayo de 1924) del archivo de Am-
Teniendo en cuenta este tipo de producción,
tan lejana técnica y estilísticamente de la
alfarería popular de uso común, la industria
por él creada se definió desde su apertura
como “artística” y se enfocó a un público
con “gusto y dinero, amante del arte antiguo”
33. En las “Instrucciones para representantes”
recomienda, en primer lugar, el tipo
de público que se debe buscar, e insiste en
su condición de objetos de lujo, afirmando
que “La cerámica de Talavera es un artículo
de lujo y como tal sólo debe venderse en
los locales que estén acreditados de buen
gusto; es preferible que sólo la vendan una
o dos casas […] la profusión hace perder
estima entre el público adinerado que es el
cliente que hay que buscar”. En cuanto a su
condición como garante de los modos estilísticos
del más genuino “estilo español”,
en el punto tercero de las mismas Instrucciones
se especifica lo siguiente: “La propaganda
de la sección de azulejería debe
hacerse mediante visitas a Arquitectos,
Contratistas y Maestros de obras, a los que
se indicará ser esta la única cerámica típica
que se emplea en España para decorar en
el estilo español de los siglos XVI, XVII y
XVIII, independientemente del estilo sevillano
que es cosa distinta, como lo prueba
el hecho de ser Sevilla una de las ciudades
españolas que consume más cerámica de
Talavera

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