HISTORIA DE LA CERAMICA DE RUIZ DE LUNA Nº 9
Dentro de esta primera etapa hay que hacer
una división temporal que se produce a
finales de 1910, con la marcha a Madrid de
Guijo, director artístico de la fábrica desde
su fundación.
Había nacido Enrique Guijo en Córdoba
en 1871. Se trasladó a Sevilla con tan sólo
una división temporal que se produce a
finales de 1910, con la marcha a Madrid de
Guijo, director artístico de la fábrica desde
su fundación.
Había nacido Enrique Guijo en Córdoba
en 1871. Se trasladó a Sevilla con tan sólo
catorce años, donde empezó a trabajar en los talleres del
escenógrafo Antonio Matarredoma,
en el que tomó soltura con el
dibujó. Poco después trabajó en la fábrica
de cerámica artística de la familia Mensaque,
y después en el taller del artesano Manuel
Rodríguez, donde realmente se formó
como ceramista. En 1898, con veintisiete
años, se trasladó a Madrid donde, suponemos
que con alguna carta de presentación,
se introduce en el círculo de ciertos intelectuales
interesados también por la cerámica.
Fue precisamente el contacto con éstos y
su deseo de iniciar algún proyecto cerámico
lo que determina su viaje a Talavera, a
proponer tales aventuras. Tras la negativa de Emilio Niveiro, propietario del único alfar
que funcionaba en ese momento en la ciudad,
se produjo el contacto con Juan Ruiz
de Luna, que desembocaría en la fundación
que en este año conmemoramos.
Las causas que motivaron la marcha del
cordobés a Madrid siempre han suscitado
ciertas suspicacias, pero realmente si nos
atenemos a la Memoria de 22 de enero de
1912 , que el director de la fábrica dirige a
los socios, señala esta marcha a finales de
1910 motivada por la aceptación de una
plaza como profesor en la Escuela de Cerámica de Madrid y determinada por la carencia
de recursos para el sostenimiento de la
industria. En palabras de Ruiz de Luna ésta
fue una “determinación tristísima no ocasionada
por otras causas”, pues los dos años
que permaneció Guijo en Talavera fueron
claves para el resurgir de la cerámica y desarrollo
y éxito posterior de este alfar.
en el que tomó soltura con el
dibujó. Poco después trabajó en la fábrica
de cerámica artística de la familia Mensaque,
y después en el taller del artesano Manuel
Rodríguez, donde realmente se formó
como ceramista. En 1898, con veintisiete
años, se trasladó a Madrid donde, suponemos
que con alguna carta de presentación,
se introduce en el círculo de ciertos intelectuales
interesados también por la cerámica.
Fue precisamente el contacto con éstos y
su deseo de iniciar algún proyecto cerámico
lo que determina su viaje a Talavera, a
proponer tales aventuras. Tras la negativa de Emilio Niveiro, propietario del único alfar
que funcionaba en ese momento en la ciudad,
se produjo el contacto con Juan Ruiz
de Luna, que desembocaría en la fundación
que en este año conmemoramos.
Las causas que motivaron la marcha del
cordobés a Madrid siempre han suscitado
ciertas suspicacias, pero realmente si nos
atenemos a la Memoria de 22 de enero de
1912 , que el director de la fábrica dirige a
los socios, señala esta marcha a finales de
1910 motivada por la aceptación de una
plaza como profesor en la Escuela de Cerámica de Madrid y determinada por la carencia
de recursos para el sostenimiento de la
industria. En palabras de Ruiz de Luna ésta
fue una “determinación tristísima no ocasionada
por otras causas”, pues los dos años
que permaneció Guijo en Talavera fueron
claves para el resurgir de la cerámica y desarrollo
y éxito posterior de este alfar.
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