viernes, 18 de septiembre de 2015

HISTORIA DE LA CERAMICA DE  RUIZ DE LUNA  Nº 1

Cumplidos ya mas de cien años del primer horno que
inauguró el resurgimiento de la cerámica talaverana
(8 de septiembre de 1908),
el estudio de este proceso crucial y complejo,
lejos de agotarse, nos sigue deparando
nuevos datos que nos permiten comprenderlo
mejor y, sobre todo, hacernos una
más completa idea de su dimensión. Los
archivos de los descendientes de Juan
Ruiz de Luna Rojas siguen siendo fuentes
inagotables de información a través de los
cuales continuamos descubriendo cómo se
gestó y desarrolló todo el proyecto así como
los numerosos avatares y dificultades por
los que atravesó. En este sentido, es propósito
de este estudio abordar aquellos momentos
cruciales de la historia de la fábrica
“Nuestra Señora del Prado”; momentos que
supusieron duros reveses para la fábrica y
que llevaron la empresa al borde de la continuidad;
y momentos, por otro lado, que,
vistos en comparación con los éxitos y aclamaciones
obtenidos, nos hablan de la ingente
e ímproba labor desarrollada por sus
protagonistas y, muy especialmente, por su
fundador, Juan Ruiz de Luna Rojas. Pero
empecemos por el principio.
En 1905, año en el que el alfar de “La
Menora” cerró sus puertas, en Talavera
de la Reina sólo permanecía en funcionamiento
una única fábrica de cerámica: “El
Carmen”. Éste es el momento más crítico
de una crisis que la cerámica talaverana
arrastraba desde finales del siglo XVIII y
que, acusada a lo largo de todo el siglo
XIX a través de hechos como la Guerra de
Independencia, provocó el cierre progresivo
de los siete u ocho alfares que llegaron
a existir a inicios del siglo XVIII . “El Carmen”,
fundado en 1849 por Juan Niveiro,
no era ninguno de esos alfares herederos
de la tradición cerámica asentada en Talavera
desde el siglo XVI, y su producción
generó de manera temprana y ha seguido
generando un importante debate acerca de
si podía o no considerarse como propia de
dicha tradición . Acusada de “valenciana” y de producir sólo loza ordinaria por autores
como Diodoro Vaca , “El Carmen” fue vista
como heredera de aquella otra cerámica, la
alcoreña, a la que se consideraba causante
directa de la decadencia de la cerámica talaverana.
En Alcora, desde 1727, se producía
la nueva loza que, tratando de imitar a
la nueva dinastía borbónica, demandaban
la nobleza y las clases altas; una cerámica
en la que –según palabras de Diodoro
Vaca – la austeridad ornamental y los
asuntos místicos y religiosos propios de la
cerámica talaverana fueron sustituidos por
frívolos temas mitológicos decorados con
hojarascas y oropel, quedando corrompido
“de tal modo el buen gusto por la imitación
de las grotescas y disparatadas rocallas y
las ridículas balumbas borrominescas de la
Corte de Luis XVI, traídas en mala hora a
nuestra Patria, que desaparece por completo
aquel estilo viril, recio y castizo del
Renacimiento español, para morir a manos
de un exotismo afeminado y morboso”.........CONTINUARA......

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